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Ciclo de taller literario durante la pandemia. 1-Luna de miel en la Habana

Actualizado: 12 jun 2020

Luna de miel en la Habana


Alcides Fumaza trabajaba como periodista en el en el periódico “El Observador”. Se encargaba más precisamente de la sección de viajes & turismo. Hace un año le compro un número de la rifa de arquitectura a su mejor amigo David. Al año siguiente se entero por su amigo que había ganado un viaje con todos los gastos pagos para 2 personas a Cuba. Cuando se lo comento a su esposa Daniela, ella le dio un abrazo y un beso en la boca. Iban a festejar su luna de miel, porque estaban recién casados. El viaje era en un crucero con todos los lujos.

Zarparon del puerto de Montevideo, cuando todavía no había llegado el Coronavirus a Centro y Sud-América. Embarcaron en el Puerto en pleno verano (febrero). El crucero era de bandera Puertorriqueña. Era un crucero cinco estrellas porque tenía todos los lujos: casino, piscina, gimnasio, sala de conferencias, Bar, Buffet de comidas y comfort para distenderse del estrés.

Un día en el camarote se veían los peces por el ojo de buey. Alcides encendió un “porro” en el camarote y se lo fumo todo hasta la última pitada, sabiendo que no se podía fumar adentro del crucero. Se puso en pie, y medio drogado tiro el porro apagado en el wáter clock. Se fue del camarote “zigzagueando” y se dirigió junto a Daniela a tomar unos tragos en la barra del crucero. Daniela pidió al Barman un “Destornillador”, en cambio Alcides eligió un trago llamado, “escalera al cielo”. Bailaron juntos, al son cubano de la orquesta en la pista de baile.

Eran la 02.00 de la madrugada y debido al efecto del alcohol, tras haber tomado luego de los tragos un vodka tras otro Alcides aparte de quedar borracho, vomito en el suelo de la pista de baile lo que había cenado. Al desembarcar del crucero a Alcides la cabeza le daba vueltas de la resaca de anoche. Un guía turístico, invito a los turistas a recorrer y caminar por La Plaza de la Revolución” donde estaba pintada la cara del comandante “Che Guevara”. Mientras iban caminando, Daniela y Alcides se metieron junto al grupo de turistas del crucero y el guía; por las callecitas con adoquines y en cada fonda se escuchaba el ritmo del son cubano.

De repente, mientras los turistas de diferentes países se sacaban fotos “selfies”, ellos recorriendo el casco viejo de La Habana se sorprendieron al encontrar una licorería. Entraron y Alcides compro una caja de diez habanos y una botella de Ron Cubano. Entonces Daniela le pregunto: Para quien compraste el Ron y los habanos? , _Mi amor el Ron es para embriagarnos de alcohol los dos._ Y los habanos?_ Para el gerente general del periódico,a ver si me asciende del cargo. Cuando volvieron al Uruguay luego de haber estado recorriendo La Habana y disfrutando de sus calles, sus plazas y las comodidades del crucero había llegado la pandemia del Coronavirus.


NECTAR


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